Dedicado a las víctimas de la violencia

Oh patria mía, Los que murieron, los que mueren y los que van a morir te saludan desde este coliseo moderno, de cesares verborrágicos y muchedumbre de pulgar confuso.
No importa tu oficio, ni tu sexo, si eres bueno, malo, gruñón laburante o mendigo. Si eres una víctima tu calvario acaba de comenzar. El asalto desde la oscuridad a tu vida, es el primer acto de una obra que acaba de comenzar. Y la obra es en parte comedia, es drama o es tragedia, y continuará, aclamada y amarga.
La bestia ataviada con sus mil disfraces te lastima; y si osaste defenderte, su familia te amenazará y los jueces te encarcelarán, los periodistas te criticarán, los panelistas te destriparan.
¿Porque te defendiste insensato? ¿Porque perdiste el control y corriste detrás de tu agresor? ¿Querías matarlo? ¿Cuándo perdiste tu humanidad?; ¿Qué dices? Que la bestia te transformó en bestia porque te contagió su bestialidad y despertó lo peor de ti cuando te acorraló, cuando te humilló, cuando te hizo sentir tu soledad, y te sentiste muerto antes de muerto. ¿Es inevitable? Si te sientes acorralado, aterrado o muerto antes de muerto no sé qué podría suceder en tu cerebro. No sé qué sucedería en el mío si me pasara algo igual. Los que teorizan deberían enmudecer por respeto a su propia ignorancia. Eso ha logrado la bestia sobre ti y lo va logrando sobre nosotros; nos va transformando en bestias, entre aterrorizadas y deseosas de venganza, poco a poco…
Tal vez una marcha de vecinos dolientes acompañe tu tortura si salvaste tu pellejo o tu memoria si no hubo suerte; pero las marchas y el llanto no le ponen un collar al verdugo bestial; no, el no tiene emociones, no tiene sentimientos, no tiene temor de Dios ni de los jueces, solo se ríe; recuerda, solo es una simple bestia.
No hay escape, nadie puede escapar, nadie está a salvo; Solamente una ciudadanía avergonzada, lucida y decidida puede protegerlos, y al protegerlos protegerse. Y ahora es el momento en que deberá esconder su pulgar de juzgar para levantar su silencio, su lucha.
Es hora, debemos despertar; debemos evitar nuestra metamorfosis solitaria. Somos humanos y no seremos bestias; y si hay una víctima, todos somos esa víctima, todos somos silencio. Tal vez un minuto de silencio por cada muerto, todos juntos, a la vez ese debiera ser nuestro grito, porque no hay más grito que el propio silencio. Al menos eso, por cada compatriota que muere segado por la bestia.
Por cada uno que muere, un minuto debiera sumarse, los minutos sumarán recuerdos y banderas imaginarias y ya nadie estará solo; estarán sus minutos y sus banderas silenciosas para honrarlos. El silencio gritara hasta ensordecer al necio que no comprende.
Oye legislador, juez, tribuno, policía: ocúpate, ahora, hoy, encuentra la forma, detén a la bestia, porque si no lo haces mañana estaremos muertos. LA BESTIA, no se toma licencia, no se acuartela y no se detiene por ferias, no distingue títulos, no reconoce uniformes y no respeta privilegios.
Hoy deberíamos vociferar todos GRITO DESDE  MI SILENCIO: YO SOY LA VICTIMA