Hay una vieja zamba de Atahualpa Yupanqui. que dice "Cuando se abandona el pago, y se empieza a repechar; tira el caballo adelante y el alma tira p'atras ".
La casa va quedando vacía. Primero se llevaron las camas donde durmieron alguna vez los chicos, ahora grandes y casados; luego algunos muebles del comedor, la heladera, y una mesa larga del quincho donde soliamos comer la pasta chuta, o el asado los domingos, Y así paso a paso se va desnudando por dentro. Cierro cada puerta que detrás de si deja un espacio vacio. Es que si la abro me engaña la mente y por una fracción de segundo creo ver una silueta moviéndose, o un suspiro o una voz, o una risa cristalina. Quizas las voces hayan quedado pegadas en ls paredes y se comiencen a despegar como el papel viejo. Cierro las puertas y me viene a la mente aquel cuento de Cortazar tan inquietante; Casa Tomada. Pero no, esto es otra cosa.
Nos estamos yendo de Comodoro Rivadavia, ciudad dura de puro trabajo petrolero; y nos vamos siguiendo a los hijos, alla a Buenos Aires, más que a ellos a los nietos..no me quejo. Pero ya empieza la nostalgia de tantos años aquí.
Quedan esas imagenes y esas voces, que seguro serán reemplazadas por las voces de los que ocuparan nuestro lugar. Estamos solos aca y debemos ir donde nos esperan los afectos, los hijos, los nietos, quizas nuevos amigos; pero hermano, que bravo que es dejar el pasado, tanta charla, tanta vida, la verdad que no sabía de esa melancolía.
Falta poco, Allá en la Capital voy a escribir cosas más alegres seguro
La casa va quedando vacía. Primero se llevaron las camas donde durmieron alguna vez los chicos, ahora grandes y casados; luego algunos muebles del comedor, la heladera, y una mesa larga del quincho donde soliamos comer la pasta chuta, o el asado los domingos, Y así paso a paso se va desnudando por dentro. Cierro cada puerta que detrás de si deja un espacio vacio. Es que si la abro me engaña la mente y por una fracción de segundo creo ver una silueta moviéndose, o un suspiro o una voz, o una risa cristalina. Quizas las voces hayan quedado pegadas en ls paredes y se comiencen a despegar como el papel viejo. Cierro las puertas y me viene a la mente aquel cuento de Cortazar tan inquietante; Casa Tomada. Pero no, esto es otra cosa.Nos estamos yendo de Comodoro Rivadavia, ciudad dura de puro trabajo petrolero; y nos vamos siguiendo a los hijos, alla a Buenos Aires, más que a ellos a los nietos..no me quejo. Pero ya empieza la nostalgia de tantos años aquí.
Quedan esas imagenes y esas voces, que seguro serán reemplazadas por las voces de los que ocuparan nuestro lugar. Estamos solos aca y debemos ir donde nos esperan los afectos, los hijos, los nietos, quizas nuevos amigos; pero hermano, que bravo que es dejar el pasado, tanta charla, tanta vida, la verdad que no sabía de esa melancolía.
Falta poco, Allá en la Capital voy a escribir cosas más alegres seguro
